Pensando en voz alta

Pensando en voz alta
#MadeInWDC

miércoles, 22 de julio de 2015

¿Y tú, qué sientes cuando te desenamoras?

Cabe resaltar que por enamoramiento se entiende "conocer a alguien que te llama especialmente la atención, ilusionarte con esa persona e, incluso, llegar a creer que puede convertirse en alguien importante en tu vida. Ya sea por un rato, por un tiempo o para siempre".

Si buscamos sinónimos para este proceso, el diccionario nos ofrece una amplia gama de posibilidades: entusiasmo, flechazo, ternura, cariño, afecto, seducción, amor. Otras palabras relacionadas serían – siempre según el diccionario de sinónimos – arrobamiento, chifladura, idilio, noviazgo, relación, seducción. En fin, muchos vocablos para muchas diversas lecturas, pero tan sólo una interpretación: la que le damos nosotros mismos, según la forma que adquieren las circunstancias, nuestra mentalidad y nuestra propia forma de actuar. A veces totalmente en contra de nuestra voluntad porque - recordamos - las cosas del corazón en ocasiones no tienen mucho que ver con la razón.



Sigo con el diccionario de sinónimos. Marcadas en rojo, para que no pasen desapercibidas, encuentro otras palabras igual de interesantes, o más si cabe. Aversión, hostilidad, indiferencia. Son los antónimos de enamoramiento. Funcionarían como respuesta a la pregunta planteada en el título de esta entrada.

Pero como aquí no se trata de dar ninguna respuesta, sino de dejar que la imaginación de cada uno reflexione a su antojo y escoja la interpretación que considere más oportuna, vamos allá con algunas tonterías que me vienen en este momento a la cabeza.

Volvamos al principio de la cuestión. Un buen día, cuando menos te lo esperas, aparece alguien especial. Te llama gratamente la atención sobre el resto de los mortales que te rodean. Quizás su belleza no destaque sobre el resto, ni su fuerza, ni su simpatía. Quizás tampoco sea como te lo habías imaginado. Y precisamente por estas mismas razones te cuesta tanto entender que hayas caído rendida a sus pies. Así, de repente y sin querer, te das cuenta de que ocupa un lugar privilegiado en tu pensamiento, en tu rutina, en tus deseos. Sueñas dormida, también despierta. Pierdes el apetito, crecen las ganas, aumenta el interés. 

viernes, 9 de enero de 2015

10 PROPÓSITOS PARA 2015

Estrenamos un nuevo año y, con él, una interminable lista de nuevos propósitos que, una vez más, pretendemos cumplir. Como si de un volver a empezar se tratara, utilizamos este cambio de fecha para hacer borrón y cuenta nueva y marcarnos objetivos a corto, medio y largo plazo para aplicar durante los próximos 12 meses.
Pero, ¿a quién pretendemos engañar? La mayoría de estos nuevos propósitos ya nos los hemos planteado antes. Y varias veces. Sin éxito.
Bueno, por intentarlo que no quede. Tal vez en esta ocasión lo consigamos. Por si acaso, aquí va una serie de consejos que nos pueden ayudar a mejorar nuestras vidas sin que el camino implique un gran sacrificio. Seguro que encontramos recompensa.

1.  Recupera ese hábito que algún día tuviste
¡Y que tanto te gustaba! Ya sea leer, escribir, cocinar, correr, montar en bicicleta, ir de museos o de compras. Nunca está de más tomarnos un poco de tiempo para nosotros mismos y, si es haciendo algo que verdaderamente nos llena, mejor que mejor.

2. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy
¿Cuántas veces habremos escuchado este refrán? Y es que si hoy tienes tiempo para hacerlo, ¿por qué vas a esperar hasta mañana? Seguramente entonces tendrás otras cosas que hacer y habrá merecido la pena no dejar pasar la oportunidad de reducir tu lista de pendientes.

3. Incluye dieta y ejercicio a tu rutina
Todo un clásico, pero no por ello menos importante. No se trata de machacarte en el gimnasio, ni siquiera de abstenerte de comer lo que más te gusta. Solamente tienes que hacer un poco de todo y, eso sí, hacerlo con moderación. Sin excesos y sin carencias. Si no te va el deporte, entonces camina. Coge el autobús, pero bájate una o dos paradas antes. Usa las escaleras en lugar del ascensor. Come un poco menos y muévete un poco más. Reduce la dosis de alcohol o déjala para las ocasiones especiales. Estos buenos hábitos no sólo te ayudarán a sentirte mejor, sino también a alejar, poco a poco, otros no tan recomendables y que a la larga pueden afectar seriamente a tu calidad de vida. Al fin y al cabo, somos animales de costumbres.