Pensando en voz alta

Pensando en voz alta
#MadeInWDC

lunes, 10 de marzo de 2014

DÉJÀ VU

Un mes exacto desde que publiqué la última entrada (en este blog). Así que toca escribir algo, aunque sea sólo unas líneas. Podemos empezar con una palabra que seguro más de una vez habéis escuchado:

Déjà vu!

Si buscamos su significado, encontramos textualmente: “Experiencia de sentir que se ha experimentado previamente una situación nueva”. La experiencia «previa» es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado.

Según Dickens, “Todos tenemos alguna experiencia de la sensación, que nos viene ocasionalmente, de que lo que estamos diciendo o haciendo ya lo hemos dicho y hecho antes, en una época remota; de haber estado rodeados, hace tiempo, por las mismas caras, objetos y circunstancias; de que sabemos perfectamente lo que diremos a continuación, ¡como si de pronto lo recordásemos!”.

¿A quién no le ha pasado alguna vez? De repente, el tiempo se detiene y tienes la sensación de haber vivido antes ese momento. Idéntica escena, el mismo lugar, la misma gente. Incluso, en ocasiones, también la misma conversación. 

Podríamos inventarnos otra definición y decir que es la extraña sensación de aferrarnos al pasado. Un lugar donde ya hemos estado, pero del que a veces no queremos salir. Y, aunque el tiempo nos lleve por el presente hacia el futuro, seguimos mirando hacia atrás.

El TIEMPO dirá. El TIEMPO pondrá las cosas en su lugar. Con el TIEMPO lo verás todo muy claro. Exacto, el TIEMPO es la clave de todo. Pero cuánta paciencia se necesita para saber esperar. 

¿Por qué no somos capaces de ver en el presente lo que con el TIEMPO es tan evidente? Tal vez sea por el miedo de enfrentarnos a lo desconocido. Quizás nos asusta la soledad, el aburrimiento, la incertidumbre, la aventura. Igual preferimos lo malo conocido a lo bueno por conocer. O quizás no queremos renunciar a quedarnos con las ganas. 

Si tuviéramos con anticipación las respuestas a todas nuestras dudas, seguro que sería mucho más fácil resolver esta cuestión.

Pero, ¿por qué nos anclamos en el pasado? ¿A qué le tememos?

Hoy, conscientemente, dejo algunas preguntas por contestar…

¿Por qué nos aferramos a los imposibles? 

¿Por qué nos cuesta tanto pasar página? Si hay algo de cierto en todo esto es que al final, de todas todas, hasta que no cerramos capítulos no podemos seguir escribiendo nuestra historia.

¿Por qué siempre tratamos que las cosas salgan exactamente como nosotros queremos? 

La vida nos lleva, pero nos cuesta cada vez más aceptarlo. Si pensáramos menos y nos dejáramos llevar un poco más, otro gallo cantaría. No se trata de vivir el día a día sin pensar en las consecuencias, pero sí dejar de pensar en cosas que han pasado, porque ya no hay vuelta atrás y, sobre todo, dejar de pensar en las que pasarán. De nada sirve ponerle nombre a algo que todavía no existe.  De nada sirve tomar decisiones de posibilidades que aún no son un hecho. Lo único que nos hacen es perder el tiempo. Corremos el riesgo de dejar que los miedos ocupen el lugar de nuestros sueños. O, lo que es peor, podemos perder la oportunidad de alcanzar lo extraordinario. 

Porque, si hay algo claro en todo esto, es que lo único que realmente importa es lo que está pasando ahora. 

Y, si no, TIEMPO al TIEMPO.