Como la vida misma
Hoy quiero compartir con vosotros una historia curiosa y sorprendente. Trata sobre una conquista muy particular: la de un macho dispuesto a hacer lo que sea necesario para conseguir una hembra. Hasta aquí, probablemente nada llama especialmente vuestra atención, ¿verdad?
Pues antes de daros más detalles, os voy a mostrar una fotografía que guarda relación con el tema.
¿Os atreveríais a decir de qué se trata? Una pista: no es una galleta (como dijo alguien a quien se lo enseñé) ni un juguete... es un ser vivo. ¿No? Bueno, pues sigamos con la historia.
El pobre se esfuerza en extremo por gustar al sexo opuesto. Viste sus mejores galas, afina la voz con cánticos casi desesperados, entrena sin pausa para alcanzar la mayor perfección posible en sus movimientos y, finalmente, se dispone a la acción. Una vez tomada la posición en la rama del árbol más apropiado, empieza el espectáculo.
El seductor, después de ser rechazado. |
La hembra observa asombrada las cualidades de su seductor. |
Sí, es un pájaro. Y, aunque parezca mentira, es el mismo de la foto misteriosa. Una vez desvelado el secreto, vamos a conocerle un poquito mejor, si os parece. Su objetivo final es la seducción, conquistar para luego rematar. Lo que coloquialmente todos conocemos como "llevar al huerto". Así de claro y sin tapujos. Basa toda su existencia en la búsqueda de un instante de extrema felicidad. Persigue sin descanso la atención de alguna hembra distraída que sucumba a sus encantos. No es de extrañar que así lo haga, si tenemos en cuenta que vive en un paraíso, donde no hay cabida para los depredadores. Siendo el alimento fácil de conseguir y el peligro de morir en las garras de otro animal nulo, su máxima concentración se dirige a aliviar su apetito sexual.
Como la suya, otras 41 especies de aves que habitan en la isla Papua Nueva Guinea utilizan el poder de la genética para no pasar desapercibidas. La misma genética que les obliga a perseguir la idea del placer instantáneo. Sorprendente y espectacular genética, dicho de paso. Es lo que tiene vivir en uno de los lugares más remotos del planeta, sumergidos en la densidad del bosque. Un auténtico paraíso tropical. Y, ya se sabe, ¿qué mayor entretenimiento puede haber en el paraíso?.
Paradójicamente, son pocas las ocasiones de éxtasis, especialmente si las comparamos con los intentos que se quedan por el camino. Pero todo vale para estos seres, incluso dos segundos de acción. Sí, habéis leído bien, lo digo en el sentido más literal. Dos segunditos de fugaces descargas, a años luz de la eyaculación precoz. ¡Tanta parafernalia para dos segundos!
Es lo que tiene la naturaleza y sus caprichos. Observando a estos atípicos seres pude identificar, con cierta ironía, un gran paralelismo con los humanos. ¿Qué hombre no sería capaz de cualquier cosa con tal de conseguir esos mismos dos segundos? ¿Y qué mujer no se dejaría conquistar, aún sin intenciones de regalarle esos dos segundos? Tan real como la vida misma.
Por cierto, si estáis o pasáis por DC y os apetece echar un vistazo a esta interesante exposición, aún estáis a tiempo de hacerlo. Estará hasta finales de mayo. Aquí os dejo el link: http://events.nationalgeographic.com/events/exhibits/2012/11/01/birds-paradise/
Tampoco puedo dejar de recomendar este maravilloso vídeo de la BBC sobre el tema. Es, como diría Jesulín, "En dos palabras: IM-PREZIONANTE".
Lo que me hace recordar que ya había escrito sobre pájaros en la anterior entrada. Pura casualidad, prometido. De cualquier forma, os aseguro que después de esto no volveréis a mirar a las aves con los mismos ojos.
PD. Visitando la expo con un amigo (qué invitación más original, por cierto) no sé cómo nos acabamos preguntando si las gallinas necesitan un gallo en el corral. Bueno, por si alguna vez os habéis acercado al mismo razonamiento, aquí os saco de dudas: